jueves, 17 de julio de 2008

El medio ambiente mediático

El medio ambiente como tópico de interés ha irrumpido en el tapete mediático de la panóptica civilización occidental fuertemente durante las últimas décadas convirtiéndose en un importante protagonista de los noticiarios. Nos hemos acostumbrado a ver al medio ambiente como algo que se está atacando hoy día, y que es necesario revertir y/o evitar de manera urgente y reactiva, saliendo a las calles, o poniéndose delante de los bulldozers que arrasan con los bosques. Normalmente esto ocurre después de que algún noticiero ha puesto el tema sobre la mesa, y por que no decirlo, esto ocurre cuando las demás noticias no dan para mucho. El medio ambiente mediático es quizás uno de los mayores peligros para el medio ambiente real.

Digo esto porque nos hemos acostumbrado a relacionarnos con el medio ambiente de una manera reactiva, bajo la lógica del modelo presión-estado-respuesta (PER). Así, ninguna aparición del medio ambiente, natural o no, en la palestra de la opinión pública lo hace sino bajo el alero de una escandalización de proyectos y/o efectos que ya se encuentran plasmados y materializados en un pobre medio ambiente que entonces urge limpiar y mitigar.

Al menos en Chile las instituciones preocupadas de los “problemas ambientales[1]” trabajan casi como una oficina de emergencias, con fonos denuncia y vehículos para acudir a las “emergencias ambientales” donde entonces todo el mundo solidariza con este denostado medio ambiente.

Pero esta forma de entender los problemas ambientales encierra el peor de los peligros ya que nos ha impedido poner la atención en la columna vertebral de estos problemas, nos ha cegado a una mirada agregada sobre nuestras sociedades y la macro-relación que establecen con el entorno. Difícilmente podremos entender todas estas supuestas catástrofes ambientales o problemas del medio ambiente sino es bajo la óptica del largo plazo y necesariamente de la planificación.

Desde este punto de vista no existe mejor plan de mitigación que una acertada y sensible anticipación sobre el medio ambiente, que sea capaz de orientar el modelo de desarrollo disminuyendo su perversidad intrínseca, más que la preocupación a veces enfermiza y jibarizada en mediciones parciales de componentes ambientales condenados por patrones de desarrollo ya instalados y que difícilmente desde esa óptica tan reducida del modelo PER encuentren alguna solución.

“Pues no cabe ignorar que mientras nuestros pensadores y científicos se entregan a líneas de investigación alocadas y masturbaciones mentales varias, ¡nuestra biosfera está seriamente dañada, y nuestra propia especie corre peligro de extinción a corto plazo[2]"

Es tremendamente ilustrativo de esta situación lo ocurrido con la Empresa de Celulosa CELCO en Chile el último año. Me ha resultado muy curioso asistir a calurosos debates de expertos respecto de profundos estudios sobre los RILES (residuos industriales líquidos) vertidos al humedal y si estos tienen o no relación con la contaminación del ecosistema y muerte posterior de los cisnes, estudios largos, acuciosos y caros para algo completamente obvio desde el punto de vista territorial: un ecosistema confinado como un humedal no resiste una empresa de celulosa… pero para entender esto hay que tener una mirada espacial y agregada sobre el modelo de localización de actividades y su relación con las sensibilidades ambientales… pero los “entendidos” se pierden en discusiones bizantinas midiendo los SOx y NOx, y lo demás. Mientras otras empresas siguen pidiendo silenciosamente sus permisos.

El desconocimiento de los efectos directos - esos que serian un buen candidato para las noticias - sobre el medio ambiente natural no es un impedimento para tener una mirada agregada sobre el territorio, que cobra sentido cuando se miran los procesos en el largo plazo y que permite acompasar la avasallante utilización que hacemos del medio ambiente con las propiedades ecológicas propias de un entorno que ha tomado miles de años en adoptar la forma y características que hoy vemos. El supuesto es que justamente, mirando sobre los patrones de las actividades en el espacio, y comparándolas con las características propias de un medio natural singular, estaremos mirando la batería de problemas ambientales del futuro, y tendremos entonces una mejor oportunidad de corregir las malas decisiones que estamos tomando hoy día.

También se hace indispensable recuperar una mirada mas centrada en el espacio, como objeto de esa planificación de largo plazo que es necesario reformular. En el sentido de que los estudios ecológicos –esos que nos han acostumbrado a la protección de la “biodiversidad” por sobre la protección de las áreas ecológicas, concepto más integral y que incluye al anterior - muchas veces se pierden en miradas sectoriales y puntuales muy interesantes desde el punto de vista especifico, pero que poco ayudan a la compresión de aquellas variables que es necesario cuidar a fin de encaminarse a una mejor gestión de los espacios naturales.

Por otra parte la gran batería de estudios metabólicos del último tiempo: contabilidad material y energética, termo economía, huella ecológica y otros, soslayan la variable espacial como si los procesos que describen ocurrieran en una dimensión abstracta.

En este sentido tanto los estudios metabólicos, como los sectoriales ecológicos, requieren una interfase, una articulación entre ambas miradas, la agregada metabólica y la ecológica sectorial, que permita hacer confluir aproximaciones tremendamente valiosas que este tipo de estudios tienen, pero que no han permitido generar mejores formas de gestionar el futuro y de relacionarnos con el territorio.

Un problema añadido es la compartimentalización académica. En las ciencias naturales, esta situación queda representada por el énfasis que tradicionalmente se ha puesto en el número de especies, en vez del análisis de los ecosistemas, que es más adecuado para dar cuenta de la interrelación en la naturaleza. Una de las consecuencias importantes de tal orientación tiene su expresión en la gestión medioambiental de las áreas «naturales» como si se tratara de islas y, también, en el interés por la gestión de las áreas silvestres más que de las zonas de residencia humana. Este enfoque está presidido por la idea del medioambiente como una esfera separable de la actividad humana (Pardo M.).

"Pero Naturaleza y Sociedad se mueven en espacios-tiempos con ritmos diferentes, con procesos de autocorrelaciones espacio-temporales. Ambas participan en la organización, en el funcionamiento y en la estructuración de los territorios. Todas estas tensiones pueden ocasionar disfuncionamientos que van hasta la sistemólisis territorial. El funcionamiento de un territorio es el resultado de un campo de tensiones, de la interacción cruzada de un conjunto de tensiones naturales, físicas, sociales, económicas, históricas. Todas esas tensiones están sobre el mismo plan conceptual, en el interior del sistema. Ninguna de ellas predomina a priori, pero ninguna debe ser desdeñable tampoco. Cada una representa una parte de la explicación de un territorio, un porcentaje de varianza que va de 0% + épsilon à 100% - épsilon." (Marchand, 1985)

De esta manera las tensiones físicas, naturales, por una parte y las tensiones socioeconómicas por otra tienen procesos propios y diferentes, y evolucionan con distintas velocidades variables.

Pero separarlas, por el hecho de que sus procesos son de naturalezas diferentes, significa olvidar que éstas tienen al menos dos rasgos comunes, que son el tiempo y el espacio.
[1] Como ellos mismos los denominan y que refuerza el concepto que se transmite.
[2] Riechmann Jorge. Gente que no quiere viajar a Marte, p. 46.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Luis desde España.

He llegado a tu blog buscando en San Gúguel Termoeconomía-no sé qué y encuentro tu blog en primer lugar.

Hombre, ya solamente mencionar el término (termoeconomía) es un punto... pero me ha sorprendido tu enfoque.

Como sabrás Georgescu-Roëgen aporta una visión global, espacializada y temporalizada, de la contabilidad energética. Advierte de los riesgos y aporta soluciones (entre ellas la supresión total del armamentismo).

Es decir, si hay un recurso no ideológico (partidista) sino lógico para impartir justicia en este mundo lleno (no vacío) ése es, justamente, la Termoeconomía.

Si no se habla de esa Ciencia se debe a que el Poder quedaría en evidencia... Es increíble que tamaña herramienta sea ignorada, cuando debería ser el prisma a través del cual se analizaran todas las actividades humanas.

Una sociedad termoeconómica es una sociedad ambiental y socialmente justa.

SALUDOS Y ENHORABUENA!!

Unknown dijo...

Calumet antes que nada agradecer muchisimo tu comentario, me has devuelto al sendero perdido de la termoeconomia, contabilidad material y energetica... uf! camino del que me aleje buscando una solucion "de abajo hacia arriba" principalmente por las condiciones del lugar donde vivo (ese aislamiento dramatico que nos permite pensar que podriamos ser una comunidad sostenible, al menos como sueño). Buscando ademas su espacializacion, vale decir el manejo espacial de la sostenibilidad, acloplar las anisotropias del territorio a sus comunidades locales. A diferencia de los otros enfoques, que parten de la situacion pais en un enfoque de "arriba hacia abajo", mas bien de la politica (propiciados por un sistema nacional de cuentas, etc.)
De la termoeconomia hay un apunte bastante interesante que plantea el tiempo como funcion de contabilidad de los insumos (no uso la palabra recursos por tranquilidad de mi conciencia) materiales, considerando que toda esta transformacion parte del influjo energetico solar, que es una constante. Te adjunto el link, por si no lo has visto aun: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n5/aaval.html
un afectuoso saludo desde el fin del mundo