martes, 19 de febrero de 2013

NATURALEZA: LA NECESIDAD DE UN NUEVO PARADIGMA



Existe actualmente una confusión epistemológica en torno a los llamados problemas ambientales donde se mezclan diversidad de temas: contaminación del aire, agua y suelo, pérdida de diversidad biológica, manejo de sustancias tóxicas, pobreza, deforestación, etc.
Sin embargo para un abordaje del tema es necesario distinguir entre aquellos que podríamos denominar problemas ambientales propiamente tales, entre los cuales están todos aquellos efectos derivados de acciones humanas que afectan directamente los ecosistemas antrópicos o hábitat humano, como: contaminación, pobreza, etc. Estas problemáticas poseen hoy día una gran relevancia y han generado conceptos como el de “verdificación del desarrollo”, en una aproximación que entiende el problema básicamente como algo tecnológico, donde en la medida que las formas de interactuar con el medio ambiente sean limpias éste estará a salvo. El leit motiv de esta visión es proteger los ambientes donde vive el hombre. Sin embargo en esta concepción las prioridades de la naturaleza no existen.
En una dimensión distinta están los problemas de la naturaleza, que más que ambientales son problemas de una naturaleza en vías de extinción, que se mide habitualmente como la pérdida neta de diversidad biológica. Sin embargo aquí subyace otra forma de extinción, la territorial, el retroceso de las fronteras de los ecosistemas naturales frente al avance de los antrópicos es también una forma de extinción, donde desaparecen los últimos lugares vírgenes del planeta.
Frente a esta disminución espacial de los ecosistemas naturales existe el consenso de que el hombre es capaz de manejar los ecosistemas naturales. Este es un concepto de manejo originado en la forma europea de ocupación y utilización del territorio, propia de un continente altamente antropizado y donde el concepto de naturaleza tiene un significado distinto que en la Patagonia. Sin embargo pretender manejo del medio natural, que implica control y dirección, es arriesgado frente al escaso conocimiento actual de los procesos ecológicos.
En la Patagonia, donde todavía existen ecosistemas naturales sin la intervención del hombre, cuando aparece el concepto de belleza escénica asociado a la explotación turística, es una invitación subrepticia a la antropización de un ecosistema natural, que encierra en sí misma un germen de alteración y transformación del medio natural. Una forma de valoración social que los incorpora silenciosamente al metabolismo de la sociedad, que los transforma en objetos portadores de valor económico. Tal es sinónimo de extinción, donde existe una pérdida neta de algo irrecuperable, territorios todavía sin intervención del hombre. La conceptualización paisajística del territorio abre la puerta para comenzar la transformación de un espacio que todavía permanece en estado natural, situación que lo expondrá a un estadio final de antropización o sea su extinción como territorio natural.
El concepto de paisaje patagónico ganadero es otra forma de entender el territorio, que no deja espacio físico ni conceptual para entender que aquello era un territorio que albergaba un ecosistema que hoy día esta gravemente alterado y altamente deteriorado por el hombre. Sin embargo la percepción que se tiene de este paisaje es de “valor cultural” (Garcés 2009) el que surge de la agregación de elementos físico-perceptuales naturales y antrópicos: praderas, estancias ganaderas, ovejeros, ovejas, etc., sin distingo entre elementos nativos y elementos alóctonos. El concepto de paisaje ganadero patagónico esconde las graves y profundas alteraciones de lo que fue ecosistema natural, disimulando su paulatino deterioro.
La preservación hace fundamental el detener la gradiente de antropización de los ecosistemas naturales, que comienza con la colonización, continua con la apropiación y en fases avanzadas se transforma en ruralización y cuya expresión final son los ecosistemas urbanos.
Desde tal punto de vista en la Patagonia lo que hay que preservar son aquellas funciones ecológicas básicas que permiten que esos ecosistemas mantengan su funcionamiento natural en el largo plazo. Es decir evitar la antropización del medio natural.
Volviendo a la necesaria separación entre los llamados problemas ambientales y los de la naturaleza, o de deterioro ecológico (Naredo 2004), existe la posibilidad de que el hombre efectivamente sea capaz de superar sus problemas, que pueda llegar a tener control, ya sea a través de la tecnología o controles sociales de otro tipo, sobre los efectos que hoy día afectan el medio ambiente humano. Sin embargo a las tendencias y patrones actuales tanto de crecimiento poblacional como de aumento ingente de las tasas y flujos de materia y energía en los ecosistemas antrópicos, insumos que vienen desde los ecosistemas naturales, instaladas y mantenidas esas tendencias, ese futuro utópico de sociedades con control de sus problemas ambientales será seguramente uno donde la naturaleza como la conocemos hoy no existirá.